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domingo, 12 de junio de 2011

Meditaciones en Wall Street




Hay algo frío e impersonal en esta calle que me produce atracción. Las doradas, brillantes letras del New York Stock Exchange en el edificio que la alberga contrastan con el gris del cielo, que parece eterno en esa calle. He estado en ella cada una de las estaciones del año y la casualidad de las cosas ha hecho que se me presente siempre bajo el mismo escenario, como si fuera el único sector de New York que nunca cambia. Siempre un gris distante que lo cubre todo, siempre un viento frío alrededor, siempre una lluvia leve, y siempre esas resplandecientes letras que dicen dónde estás sin invitarte a entrar en ellas.


En esta ocasión, a los destellos de ese nombre se unen los destellos de las cámaras fotográficas de una decena de periodistas al final de la calle, a la caza del más nuevo y controvertido vecino del lugar. Dominique Strauss Kahn no se atrevería a asomarse a la ventana mientras el circo que hay afuera no desaparezca; miro su edificio, pienso en él, enseguida pienso que no existe lugar más apropiado para aquél hombre que Wall Street para estar detenido; mi mente va más lejos aún y trata de remontarse a un Sábado en la tarde en una habitación de Manhattan en la que su vida pública cambió.

Algo fascinante acerca de los acontecimientos privados es que nunca se llega a saber con claridad cómo ocurrieron, cuál es la verdad encerrada en ellos; solo unas pocas personas, las que participaron en ellos, saben en realidad el curso de los acontecimientos, pero sus declaraciones, sus recuerdos, sus impresiones, sirven siempre para confundir aún más la historia y afianzar el misterio que muy pocas veces la abandona.


Independientemente de cuál es la realidad de la historia, no puedo evitar pensar en Dominique Stauss Kahn con una especie de angustia vital; cuándo está solo, en la oscuridad y en silencio, ¿pensará como aquél personaje de Sartre? "si no lo hubiese hecho, si pudiera no haberlo hecho, si pudiera no ser cierto"...¿Sentirá que los muros de la ciudad se elevan a su alrededor para cercarlo y amenazan caer sobre él?...Pensará que todo hubiese sido diferente si hubiese ido a otro Hotel, si no hubiese ido a New York, si no hubiese salido a la 1 P.M sino a las 11 A.M. Un millón de detalles para escoger, para cambiar, y la vida sería diferente. Pero no. Es esta su realidad: una prisión en Wall Street. Las especulaciones no tienen efecto más que en la imaginación, lo hecho, hecho está.