sábado, 15 de octubre de 2011

Animula Vagula


Tengo frío; mantengo mis manos dentro de mi abrigo y vuelvo a fantasear con el verano como lo he hecho desde que desperté. La estación de metro está lejos, al menos eso siento mientras camino. Quisiera llegar, quisiera estar allá; nunca he sido amigo del proceso sino del resultado, pensar que detrás de éste se esconden innumerables, pequeños y tediosos actos me hace sentir cansado. “1,2,3” los hábitos son lo único que existe, habría que escapar de ellos, habría que besar como la pareja que estoy mirando, habría que gritar como la mujer que se asoma al balcón, tendría que hacer algo más efectivo que caminar más rápido y dejar de pensar.

Me subo al tren en Fontana. Me sorprende entender que en pocos minutos estaré en otro punto diferente del que ocupo ahora, que mi cuerpo se dezplazará por el espacio, volverá, se irá y regresará infinitas veces a través de los mismos puntos. “Animula Vagula …blandula” me digo. Vagula y blandula, el eco de las palabras se repite en mi cabeza cuando recuerdo el poema del Emperador Adriano antes de morir, y me conmueve la idea de asociar la conciencia de mortalidad y resignación envuelta en él, con la perspectiva de grandeza del Hombre que lo escribió "Animula Vagula, blandula...alma errante y blanda" ¿pensó Adriano alguna vez en Antinoo mientras escribía el poema?.

Imagino a Marguerite Yourcenar encerrada en el estudio de su casa en los Estados Unidos, esfórzandose en novelar la biografía del Emperador, jugando a pensar como los hombres de dos mil años atrás en un continente más lejano de América por la historia que por la distancia y convirtiéndose en otro personaje de su novela, ella que amó mas a Antinoo de lo que el mismo Emperador pareció hacerlo, "Un hombre que lee, que piensa y que calcula - escribió en sus memorias de Adriano - pertenece a la especie y no al sexo. En sus mejores momentos llega a escapar a lo humano"; una frase sublime que vinculo más con Marguerite que con Adriano.

El hombre de rasgos orientales sentado al lado mio me hace recordar que también fue ella quien escribió "Mishima o la visión del vacío" sobre el Escritor Japonés que se suicidó. Pienso: Mishima se suicidó; "Quae nunc abibis in loca...¿ en dónde habitarás ahora?". Lo hizo de acuerdo al antiguo ritual Samurai, clavandose una espada que removió por todo su vientre para prolongar el dolor. Pienso, como si mi mente fuese una extensión de Wikipedia: " Mishima, escritor Japonés que escribió Confesiones de una máscara y se suicidó" y "Adriano, Emperador Romano que murió" "Antinoo...murió: se suicidó" "Marguerite Yourcenar...muerta". Animula Vagula, Blandula ... Pallidula, Rigida, Nudula .

Siento que mi mente va más rápido que todo alrededor; mil pensamientos por Segundo, mil pensamientos desarrollados en una eternidad y el tren solo ha recorrido dos estaciones; pienso “El mundo está más lento hoy”. Pero lo comprendo, suele suceder; tengo claro que las cosas y yo nos movemos a distinta velocidad. La voz dice "Passeig de gracia", he llegado. Es tarde, lo sé: no quiero remediarlo; no podría correr, no me importa llegar, el mundo está muy lento hoy. Eventualmente llegaré. Pero siento rabia por mi impotencia para disponer de mis horas…¿Adónde se va el tiempo? ¿ Porqué se mueve más rápido que yo?

Pero que frío tan insoportable tengo. Lo siento dentro y fuera de mi cuerpo, mis manos duelen mientras cruzo la Gran Vía por el paseo de Gràcia. No tengo ganas de estar ahí, no deseo ir a donde voy, ni a ningún otro sitio. Desearía, sencillamente, no tener que existir los domingos, desaparecer el sábado y regresar el lunes a mediodia. Además me irrita algo el ver a tanta gente a mi alrededor; pero no me incomoda su presencia fisica, lo que me asusta son sus pensamientos. Pasan, miran y juzgan, les basta dos segundos para ponerle nombre a las cosas; si los dejan, penetran en tu mente hasta descubrir los pensamientos más profundos, y cuando se equivocan vuelven a juzgar otra vez. Pienso que por el momento, me he vuelto un poco misántropo. "por el momento" me repito. Mañana, todo puede cambiar; desearía ser dueño de mis caprichos.

Finalmente llego al café en la plaza Catalunya y X me está esperando con una sonrisa cándida que no le sienta bien, pero la hace parecer inofensiva. Después de todo, no parece tan mala la idea de haber ido, solo me queda relajarme y dejarme llevar por el momento, no mirar el reloj, aunque no me he sentado y ya me quiero ir, y empiezo nuevamente a fantasear con estar en otra parte antes de haber llegado del todo a esa en la que estoy, soy conciente de ello y solo puedo preguntarme un poco ansioso y agotado si aquélla sensación no se acabará nunca.

De repente me siento obligado a involucrarme en la conversación; al menos fingir que despierta mi atención. Dice algo de la vida y la felicidad, aunque no entiendo cómo llegó a eso; no se cómo se las ingenia para hablarme siempre de todas esas premisas de los manuales de autoayuda y la pseudo-filosofía sin que yo lo vea venir. Está hablando de sus amigas que han cambiado y ya no la llaman como antes: "(...) creo en el libre albedrío y las cosas serán lo que tienen que ser por eso me gusta amar el día (…)". libre albedrío, una idea y expresión muy compleja al alcance todas las bocas ¿porqué la gente habla tanta basura?, al parecer no ha terminado "(...) pues puede ser que a la mañana siguiente las circunstancias hayan cambiado. La vida es un conjunto de encuentros y despedidas, la vida es un puente: pasa por él pero no construyas en él tu morada (…)"

No sé qué decir; me quedaría callado pero la última frase me ha atropellado tanto que algo parecido al aburrimiento ha caído sobre mí y necesito quitarmelo de encima y dejarlo ahí en esa mesa, no llevarmelo a la casa. ¡ Dios ! que se vaya este frío de mi cabeza, ¿Porqué no ocurre algo ahora mismo? porque no aparece una nave espacial sobre las ramblas y me rapta, aquí en medio de todos.

"Básicamente - le digo - descubres que nadie te quiere y la siguiente opción es quererte ti misma." Cuando lo recuerdo siento lástima, no debí ser tan duro, pero estaba contra la pared, me había fastidiado y tenia rabia conmigo por haber aceptado verla. Sin embargo no hago bien en sentir compasión: soy un Misántropo. Su Mirada adquiere ese toque diabólico que no le sienta bien y sonríe; va a decir algo irónico e hiriente: "Me gustas porque no tienes sentimientos".

Mentira. Le gusto porque nunca hablo de mi, me quedo callado y escucho, me aburro en silencio con historias estúpidas e intrascendetes que no valen la energía empleada en contarlas, pero las escucho porque me evitan pensar en las mías. No se cómo me las arreglo para dar por terminado el café y me dirijo al metro otra vez, feliz por el deber cumplido, ansioso por aislarme de tantos humanos andantes.

Llego a casa, B está borracha y mi cabeza quiere estallar. Mi único deseo sincero de todo el día, ha sido el poder quedarme dormido; se que eso no ocurrirá pronto, que aún debo lidiar con los avances de una mujer ebria y loca en su fase maníaca. A las 3 A.M logro quedarme solo en mi habitación, pero antes de viajar por los umbrales de la conciencia, con los ojos cerrados, pienso por última vez en Adriano, en Antinoo, en Yourcenar, en Mishima, en X, en la gente del Metro y del paseo de Gràcia, y pienso que quizá fueron y fuimos todos los personajes de una novela, y que cada alma, vagula, blandula, fue solo una idea en la mente de alguien. Sonrío levemente mientras me sumerjo en el sueño; pero aún tengo frío.

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